Alejandro Cantero
Estilos de negociación
La negociación implica una forma de presentarnos a nosotros mismos, una forma de tratar a los demás y una manera de afrontar los problemas y sus soluciones. Esto quiere decir que negociamos como somos, que nuestra forma de negociar es una proyección de nuestra propia personalidad y de nuestra manera de ser.
El primer aspecto pues que hay que dejar claro es que no sólo negociamos como queremos, sino también como podemos. Es decir, nuestro carácter nos impone algunas restricciones o, cuando menos, condiciona en gran medida nuestra actuación.
Cierto es que todos podemos corregir nuestros hábitos, cambiar nuestros comportamientos, modificar nuestras actitudes, etc. De hecho, algo de esto tenemos que hacer siempre que queremos mejorar nuestra actuación en algún campo. Pese a ello, es siempre mejor que intentemos aprovechar nuestro potencial al máximo y nos apoyemos en nuestros aspectos más positivos que tratar de variar rasgos muy afianzados de nuestra personalidad.
Todos desempeñamos papeles, pero la interpretación será tanto más fácil y exitosa cuanto más se parezca el personaje a nosotros mismos.
Así pues y como volveremos a ver más adelante, hay que empezar por destruir el esquema de que existe un único modelo de perfecto negociador. El buen negociador es el que consigue acuerdos satisfactorios para todos y especialmente para sí mismo y esto se puede conseguir siendo o actuando de muchas formas, pero no siempre de la misma.
Al igual que en la personalidad, en la comunicación o en el liderazgo, existen en la negociación diferentes estilos. De todos ellos se puede obtener un buen rendimiento si se sabe reconocer el propio y actuar en consecuencia.
Analice su propia personalidad y seleccione aquellos rasgos y características de interés y aquellos otros que pueden constituir un obstáculo. Potencie unos e intente corregir los otros. En todo caso, conózcase bien y recuerde que todos tenemos los defectos inherentes a nuestras virtudes. En el ámbito de la negociación también.